miércoles, 26 de noviembre de 2008

3.4. Imperios de Persia

La Antigua Persia

Persia es una amplia región geográfica del Medio Oriente y el centro de Asia que corresponde mayoritariamente al actual Irán. Su nombre le fue dado por los griegos, quienes creían que el héroe mítico Perses (hijo de Perseo y Andrómeda) se estableció en los Montes Zagros y que los príncipes persas eran sus descendientes. Sin embargo, el origen de los persas es muy distinto. Persia fue colonizada entre el 2000 y el 1800 a.C. por una serie de pueblos nómadas del centro de Asia conocidos como los Arios. Alrededor del 1400 a.C. una nueva migración de arios se asentó en el interior de Irán.

La diversidad cultural de estos grupos impulsó la aparición de varios imperios que se disputaron el control de Persia durante la antigüedad. Los más importantes fueron los Medas y los Persas.

Los Medas

El conocimiento que se tiene del Imperio Meda es muy vago, debido principalmente a que se basa en fuentes antiguas poco fidedignas. El pueblo meda se habría establecido durante el primer cuarto del primer milenio a.C. en el noroeste de Persia, entre los Montes Zagros y Asiria al oeste, Elam y Parsis en el sur, la árida Partia en el este y los Montes Elburz en el norte, los cuales los separaban del Mar Caspio y Armenia.

El centro del país era atravesado por una importante ruta comercial que fue conocida en la Edad Media como la Ruta de la Seda. Esto hizo de Media uno de los reinos más prósperos de toda Persia. Los ricos suelos de los valles de los Montes Zagros permitieron a los medas una importante producción de plantas leguminosas, así como la cría de ovejas, cabras y caballos. Toda esta abundancia facilitó la aparición de grandes ciudades como Rhagae (actual Teherán), Gabae y Ecbatana (capital de la región).

Las tribus medas son mencionadas por primera vez por los asirios como enemigos del rey Shalmaneser III. Según Heródoto, Media fue unificada por Deioces en respuesta a la amenaza asiria. La Crónica de la Caída de Nínive relata cómo el rey meda Ciáxares destruyó la ciudad de Assur en el verano del 614 a.C. Dos años después marchó sobre Nínive en alianza con el rey caldeo Nabopolasar, dando fin al Imperio Asirio. Pero este breve periodo de poderío llegó a su final cuando el heredero de Ciáxares, Astiages, fue derrotado por el rey persa Ciro II el Grande, quien lo hizo prisionero y destruyó Ecbatana.

El Imperio Aqueménida

Los persas eran una tribu aria que se estableció en el territorio de Parsis, al sur de Media. Al igual que sus vecinos, se vieron amenazados por los asirios, por lo que apoyaron las campañas militares de Ciáxares. Un factor parece haber determinado el surgimiento persa: a mediados del siglo VI a.C. se inició la construcción de canales subterráneos en Parsis que irrigaron las áreas desérticas cercanas, expandiendo las zonas de cultivo.

Fue el rey Ciro II el Grande quien inició la conquista de los territorios vecinos derrotando a los medas y tomando el control de varias naciones que estaban bajo el poder de estos. Ciro II es el primero de una línea de poderosos reyes persas conocidos como los Aqueménidas. Con el apoyo de los ejércitos medas, Ciro II conquistó Lidia en 547 a.C. Ocho años después capturó Babilonia, reestableciendo el culto a Marduk y liberando a los israelitas. Tras su muerte en batalla contra las tribus nómadas del Mar Caspio, su hijo, Cambises II, fue coronado rey de Persia. El nuevo rey resultó un tirano que anexionó Egipto tras ganar la Batalla de Pelusio y proclamarse faraón. Su violencia y despotismo provocaron la rebelión de los medas tras su muerte en el 522 a.C. Su hermano Esmerdis intentó apaciguarlos trasladando la capital del imperio hasta la fortaleza de Sikayauvatis.

Esto causó la indignación de los persas y permitió a Darío I conspirar para asesinar al rey, acusándolo de ser realmente el mago meda Gaumata que se hacía pasar por Esmerdis mediante hechicería. El ascenso de Darío I al trono motivó una serie de revueltas por todo el imperio. Tras aplastarlas, se embarcó en una serie de campañas contra Tracia y las tribus escitas del norte del Mar Negro.

Uno de los mayores legados de Darío I fue el inicio de la construcción de una nueva capital imperial: la magnífica Persépolis. También dividió todo el imperio en 20 satrapías o gobernaciones, instaurando un modelo político que mantendrían los posteriores gobernantes de Persia.

En el 499 a.C. las ciudades griegas apoyaron la sublevación de los Jonios en Asia Menor. Los ejércitos de Darío I aplacaron la revuelta y quemaron la ciudad de Mileto. Así comenzó uno de los conflictos militares más importantes y decisivos de la historia antigua.
La antigua capital persa de Persépolis.

Las Guerras Médicas

En el 490 a.C. Darío I envió a la gran flota persa a invadir Grecia como castigo por el apoyo a la revuelta jonia. Sus ejércitos desembarcaron en el oriente de Ática, en la llanura de Maratón. La ciudad de Atenas envió a su comandante Milcíades para hacer frente a los invasores. La caballería y arqueros persas fueron poco eficaces contra las armaduras de los hoplitas atenienses. A pesar de la supremacía numérica, los persas fueron empujados hacia el mar y obligados a retirarse de nuevo a Asia Menor.

Cinco años después Jerjes I fue coronado. Decidido a someter a los griegos, envió emisarios a sus ciudades exigiendo tierra y agua como símbolo de sumisión. Atenas y Esparta se negaron, e incluso en esta última los emisarios fueron arrojados a un pozo. Jerjes I envió entonces un enorme ejército de un millón de soldados que atravesó el Helesponto mediante un gigantesco puente hecho con barcos. Ante el gran número de las tropas persas, los griegos decidieron retrazar su marcha en un estrecho conocido como las Termópilas (“Puertas Calientes”). Tal proeza estuvo a cargo del rey espartano Leónidas I, 300 de sus soldados y más de 1000 de otras regiones. Las falanges griegas se enfrentaron a los Inmortales persas durante dos días de batalla. Finalmente Leónidas I fue traicionado por el griego Efialtes. El sacrificio de estos hombres, sin embargo, permitió a las ciudades griegas prepararse para enfrentar a los persas.

Atenas había sido evacuada por mar, lo que causó la cólera de los generales persas que ordenaron el incendio de la ciudad. Posteriormente la flota persa fue destruida por los atenienses en Salamina y su ejército sufrió una desastrosa derrota en Platea, dando fin a los intentos de Jerjes I por controlar Grecia.

Durante el reinado de Artajerjes I hubo un tercer intento de conquista, pero la derrota en el río Eurimedonte en el 465 a.C. lo obligó a negociar un tratado con los griegos, el cual estipulaba el abandono de cualquier intención persa de conquistar Grecia y la prohibición de sus barcos a navegar por el Mar Egeo.

Dinastía Seléucida

En el 334 a.C. Alejandro Magno de Macedonia conquistó Asia Menor, Canaán y Egipto, obligando a Darío III a preparar un enorme ejército en Babilonia. La batalla se llevó a cabo en la llanura de Gaugamela, donde los persas fueron derrotados y Darío III tuvo que huir. Sin embargo, fue traicionado por los sátrapas de las provincias orientales quienes lo asesinaron en contra de los deseos de Alejandro. Durante la guerra los soldados griegos incendiaron Persépolis como venganza por la destrucción de Atenas durante las Guerras Médicas.

Todo el Imperio Persa pasó a manos del caudillo macedonio hasta su muerte, después de lo cual fue repartido entre sus generales, los diádocos. Los territorios asiáticos le correspondieron a Antógono Monoftalmos, quien fue luego derrotado por Seleuco I Nicátor, diádoco de Babilonia y Siria.

La Dinastía Seléucida gobernó un gigantesco territorio que se extendía desde Asia Menor hasta Pakistán y desde los desiertos del centro de Asia y el Mar Aral hasta las costas del Golfo Pérsico y el Océano Índico. Los reyes intentaron mantener la tradición griega, pero gobernando al modo de los antiguos soberanos sirios, mesopotámicos y persas. La capital estaba en dos ciudades: Antioquía al oeste (actual Turquía) y Seleucia del Tigris en Mesopotamia.

Pero el reino seléucida resultó ser demasiado extenso para administrar. Poco a poco los reyes fueron perdiendo poder y los gobernadores regionales se hicieron coronar como monarcas. En el 64 a.C. el general romano Pompeyo destituyó a todos los pretendientes al trono seléucida y anexionó sus territorios a Roma.

El Imperio Parto

Los Partos eran una tribu escita de criadores de caballos y camellos bactrianos del sureste del Mar Caspio, los cuales conquistaron la provincia persa de Partia durante el siglo III a.C. A partir del 250 a.C. el rey parto Arsaces aprovechó el debilitamiento de los gobernantes seléucidas y conquistó las regiones del antiguo imperio persa. En el 141 a.C. Mitrídates I anexionó toda Mesopotamia. Para celebrarlo se hizo llamar Sháhansháh (“Rey de Reyes”). En el 115 a.C. la Ruta de la Seda se abrió hacia el oriente, recibiendo una delegación del emperador chino Wu Ti. Al igual que sus predecesores seléucidas, los partos gobernaron su imperio desde dos capitales: Hecatompilos en Partia y Ctesifonte en Mesopotamia.

En poco tiempo Roma y el Imperio Parto chocaron por el dominio del este del Mediterráneo. En el 53 a.C. los partos le dieron a Roma una de sus humillaciones militares más grandes de la historia, al aplastar al ejército de Marco Lisinio Craso en la Batalla de Carrhae. El poder militar parto se sustentaba en su caballería con arqueros y caballería pesada, conocida como catafractos. El poder político era de tipo feudal, en donde los nobles tenían mayor importancia que el rey. El imperio buscaba mantener la tradición griega heredada de los seléucidas, pero la combinaban con la tradición irania propia.

Durante los dos primeros siglos de nuestra era Partia se debilitó debido a una serie de guerras civiles. En el 224 d.C. Ardashir I, miembro de la familia Sasan de Persis, derrotó y mató al último rey parto, Artaban V.
Moneda sasánida acuñada durante el reinado de Sapor II. En ella se aprecia un altar zoroástrico al Fuego Sagrado.

El Imperio Sasánida

Ardashir I fue coronado Sháhansháh en Ctesifonte en el 226 d.C, dando inicio a la Dinastía Sasánida. Inmediatamente inició una extensa campaña militar que anexionó muchos de los pequeños reinos alrededor del antiguo territorio parto. Su hijo, Sapor I, continuó estas campañas penetrando en los territorios romanos orientales y conquistando Antioquía alrededor del 256 d.C. La respuesta romana fue una contraofensiva que buscaba recuperar Siria, pero en 259 d.C. Sapor I le dio un duro golpe a Roma al capturar al propio emperador Valeriano en la Batalla de Edesa. Posteriores reyes sasánidas perderían los territorios conquistados, incluyendo las preciadas provincias de Armenia y Georgia.

En el 309 d.C. Ormuz II fue asesinado por beduinos mientras cazaba, marcando el inicio de las incursiones árabes desde el sur del imperio. Los nobles sasánidas coronaron a su hijo Sapor II, quien aún estaba en el vientre de su madre. Sapor II fue uno de los más grandes reyes sasánidas, derrotando a las árabes y logrando un acuerdo de paz con el emperador romano Constantino II. Sus ejércitos conquistaron Turquestán, llegando hasta las fronteras occidentales de China.

El Imperio Sasánida llegó a su cúspide cultural a inicios del siglo V d.C. bajo el reinado de Bahram V. A finales de ese mismo siglo los heftalitas (Hunos Blancos) invadieron y saquearon el este de Persia tras derrotar a Peroz I. El caos se apoderó del imperio que fue gobernado por una serie de reyes débiles. A inicios del siglo VI d.C. Kavadh I negoció una alianza con los heftalitas y atacó al Imperio Bizantino (como ahora era llamado el Imperio Romano de Oriente). En el 502 d.C. tomó la ciudad de Teodosiópolis en Armenia y al año siguiente conquistó Amida junto al Tigris. En dos ocasiones derrotó al ejército bizantino comandado por el famoso general Belisario.

En el 531 d.C. fue coronado Cosroes I, quien creó la primera caballería de modelo medieval: los dekhans. Bajo su mandato las fronteras sasánidas llegaron hasta Etiopía y el sur de Arabia.

En el 590 d.C. Cosroes II fue coronado rey sasánida. Aprovechando la guerra civil que sacudía al Imperio Bizantino, conquistó Damasco, Jerusalén y Egipto, llegando incluso a sitiar Constantinopla. Esta campaña, sin embargo, debilitó las arcas del imperio, lo que fue aprovechado por el emperador bizantino Heraclio para contraatacar. Cosroes II fue asesinado y el Imperio Sasánida se sumió en el caos. Yezdegard III fue coronado en el 632 d.C, pero su reinado duró poco. Ese mismo año comenzó la gran invasión de los árabes musulmanes liderados por Khalid ibn Walid, compañero de armas de Mahoma. En el 651 d.C. Yezdegard III fue asesinado por sus propios nobles y el imperio fue absorbido por el califato islámico de los omeyas.

Sin embargo, el legado persa fue adoptado por los conquistadores musulmanes, impulsando el esplendor cultural islámico de la Edad Media.

Religiones de Persia

La inmensidad del territorio conquistado por los imperios de Persia sumado a la tolerancia religiosa practicada por muchos de sus gobernantes, ayudó a la propagación de gran cantidad de doctrinas religiosas.

La élite persa practicaba el antiguo culto al Fuego Sagrado, regalo de los cielos, el cual era protegido en los templos para evitar que se apagara. Durante el reinado de Darío I se adoptó el culto a la suprema divinidad zoroástrica Ahura Mazda (Ormuz) como protectora de la monarquía, el cual cumplía un principio dual en su enfrentamiento contra Angra Mainyu (Ahriman), el principio del mal. Este culto era monoteísta y basaba sus prácticas en las enseñanzas del mago Zoroastro (también conocido como Zaratustra), las cuales están recogidas en el libro Avesta.

Otro dios indoiranio reverenciado en Persia fue Mitra, deidad solar relacionada con la nobleza y los guerreros e hijo de Ahura Mazda (aunque los zoroástricos consideran su culto como una herejía). La conquista de Alejandro Magno permitió la introducción del Mitraísmo en occidente, donde sobrevivió hasta el siglo V como una religión secreta muy popular en el Imperio Romano, la cual compitió con el Cristianismo.

Cultos menores se desarrollaron alrededor de la figura de los Amesa Spenta (Benéficos Inmortales), los cuales ayudaban a Ahura Mazda contra los demonios o Devas.

El Imperio Sasánida buscó la implantación del Zoroastrismo como religión imperial, aunque con variaciones en su interpretación del Avesta que permitió la aparición de sectas como el Mazdakismo y el Maniqueísmo. Los gobernantes sasánidas permitieron también el desarrollo de otras religiones tales como el Budismo (en las provincias orientales, principalmente en Bamiyán), el Cristianismo (en Armenia y Georgia) y el Judaísmo (en Oriente Medio, con una comunidad próspera en Babilonia).

Anotaciones para el Mundo Mágico: Los verdaderos Magos

Alrededor del 1600 a.C. Zoroastro recibió la revelación de Ahura Mazda que le ordenó reformar la religión de su pueblo, la cual se basaba en la veneración del Fuego Sagrado. Zoroastro plasmó sus enseñanzas en un libro llamado Avesta, el cual habla de la eterna batalla entre el bien y el mal, la omnipresencia de Ahura Mazda (de cuyo espíritu es parte el Fuego Sagrado) y el rechazo a la predestinación, pues cada ser humano debe forjar su destino en el mundo. La religión de Zoroastro se propagó rápidamente por el centro de Asia, principalmente entre el pueblo Magie. La razón: al igual que ellos, Zoroastro era un mago.

Los magi fueron la primera comunidad netamente mágica conocida en la historia humana. El manejo de la magia por parte de ellos fue lo que le dio a esta práctica el nombre con que hoy la conocemos. Pero, ¿por qué los magos persas crearon esta comunidad apartándose de sus compatriotas muggles? Este es un enigma que ha atraído a los estudiosos mágicos por siglos.

El Zoroastrismo tuvo una gran influencia sobre los magi debido a que busca dar una explicación espiritual a los conocimientos mágicos. Los magi fueron fundamentales en la adopción de la religión zoroástrica en Persia durante el reinado de Darío I. De este rey se narra su famoso enfrentamiento con el mago Gaumata, quien había intentado hacerse pasar por el heredero al trono mediante una poción posiblemente similar a la multijugos.

A pesar de los conflictos con los nobles persas, los magi siempre ostentaron una buena posición social. Los estudiosos mágicos creen que los Reyes Magos de Oriente que visitaron al recién nacido Jesús en Belén eran monarcas de la tribu magie.

Con la conquista de Persia por el Islam, muchos zoroastristas (entre los que se contaban a los magi) huyeron hacia el noroeste de la India, donde fueron conocidos como parsis.

Hoy en día el Zoroastrismo perdura entre unos 20.000 parsis establecidos en Irán, India y Pakistán. Algunas de las familias mágicas más antiguas de esta región pueden rastrear su linaje hasta los Magi de Persia: los primeros y verdaderos “magos”.

Recursos de Investigación:

Actividades:

Considera lo visto sobre la historia antigua de Persia y responde:

1. ¿Cuál crees que es la razón por la cual se dice que las Guerras Médicas entre griegos y persas fueron un momento decisivo para el desarrollo del mundo occidental?

2. ¿Por qué crees que la región de Persia es una encrucijada cultural importante entre Oriente y Occidente?

3.3. El Antiguo Egipto: Del Imperio Nuevo al Periodo Greco-Romano

El Imperio Nuevo (1550 – 1070 a.C.)

A pesar de ser descendiente directo de la dinastía XVII, Ahmose I es considerado el primer faraón de la dinastía XVIII. Tras unificar Egipto se concentró en la expansión del reino derrotando a los hicsos en Canaán. Sus descendientes, los faraones Amenofis I y Tutmosis I, continuaron las conquistas egipcias con un poderoso ejército que logró llegar hasta el Éufrates en Mesopotamia. Estas campañas, junto con la recuperación de la influencia sobre Nubia, restauraron las riquezas de Egipto.

La muerte de Tutmosis II en 1479 a.C, provocó una crisis de sucesión que fue aprovechada por su media hermana y esposa real Hatshepsut, quien se hizo coronar con el apoyo del clero de Amón. Su gobierno se caracterizó por un fuerte desarrollo del comercio con Punt (en la actual Somalia).

La muerte de Hatshepsut permitió la coronación de Tutmosis III, quien se enfrentó de inmediato a la sublevación de Siria impulsada por el reino hurrita de Mitanni. Tutmosis IV logró apaciguar el conflicto gracias a varios matrimonios arreglados entre príncipes hurritas y egipcios.

Durante este periodo se construyó el primer templo dedicado al dios Amón cerca de la ciudad Nubia de Napata, iniciando la culturización egipcia de Nubia que tendría importantes repercusiones. El culto a varios dioses asiáticos se introdujo en Egipto aprovechando las similitudes existentes con las divinidades locales. Así tenemos por ejemplo la asimilación de la diosa mesopotámica Ishtar y la fenicia Astarté con la egipcia Hathor, o del dios asiático Baal con Seth.

Los Faraones del Sol

La religión, principal sostén de la identidad egipcia, se vio inmersa en un conflicto de intereses entre los dos cleros más importantes del reino: el Culto de Amón en Tebas y el Culto de Ra en Heliópolis. Aunque los faraones habían procurado mantener una posición intermedia incentivando la adoración a Amón-Ra, el panorama religioso egipcio estaba a punto de dar un giro inesperado que sacudiría todo el reino.

El faraón Amenhotep III proclamó que no sólo era hijo de Amón, sino también encarnación de Ra. Para celebrar tal afirmación construyó en el Nilo un enorme templo frente a Tebas en donde levantó las dos gigantescas estatuas conocidas como los Colosos de Memnón.

Tras la muerte de Amenhotep III llegó al poder su hijo Amenhotep IV, quien ya había servido como regente durante el gobierno de su padre. Su esposa, Nefertiti, fue una de las mujeres más poderosas de Egipto. Durante los primeros años de su gobierno Amenofis IV cambió su nombre por el de Akenatón e intentó implantar una nueva interpretación de las divinidades solares: la unificación de Amón y Ra en un dios superior llamado Atón. Pero esta nueva visión fue rechazada tanto por el clero de Tebas como por el de Heliópolis. Furioso, Akenatón abandonó Tebas y fundó una nueva capital en Amarna llamada Aketatón (“El Horizonte de Atón”). En poco tiempo la nueva interpretación divina del faraón se convirtió en un intentó de reforma que buscaba eliminar a los demás dioses y transformar la religión egipcia en monoteísta.

El conflicto interno egipcio fue aprovechado por los hititas para destruir el reino de Mitanni y conquistar Siria. En medio de esta amenaza Akenatón murió. Los años inmediatos a su muerte son confusos. Se sabe que lo sucedió Semenejkara, aunque no se sabe quién era este. Algunos afirman que se trata de un hermano de Akenatón, pero otros estudiosos insisten en que es la propia Nefertiti. Lo que está claro es que cuatro años después de la muerte de Akenatón, su hijo adolescente Tutankamón fue coronado faraón. El Rey Tut gobernó durante 10 años, al cabo de los cuales murió de forma violenta. El Visir Ay tomó entonces el poder durante cuatro años y fue reemplazado por el general Horembed. La dinastía XVIII había llegado a su final.
Akenatón y Nefertiti rinden tributo al dios Atón.

Los Ramésidas

Horembed impuso el orden con mano dura en todo Egipto y su enfrentó a los hititas en el norte. Sin embargo, murió sin dejar descendientes. Esto fue aprovechado por el Visir y General del Ejército Rámses I, quien era miembro de una familia de origen hicso de Avaris. Aunque su reinado apenas duró un año, con él se instauró la dinastía XIX. Su hijo, Sethy I pacificó las fronteras reconquistando Canaán y realizando expediciones contra los libios en el occidente y los hititas en Siria.

Ramsés II continuó las campañas bélicas de su padre contra los hititas tomando el control del reino de Amurru. En 1274 a.C. fue emboscado por el rey hitita Muwatalli II en la ciudad de Qadesh. Aunque Ramsés II logró escapar, los hititas se adjudicaron la victoria. Sin embargo, el faraón desplegó el poder de su propaganda levantando grandes monumentos donde proclamaba su victoria en Qadesh. La expansión Asiria presionó a los hititas a buscar la paz con Egipto. Ramsés II negoció entonces el primer tratado de paz conocido con el sucesor de Muwatalli II, el rey Hatusilli III.

Tras la guerra, Ramsés II creó su propia capital, Per-Ramsés, en la antigua ciudad de Avaris en la desembocadura del Nilo. Este era un intentó por asegurar la vigilancia sobre los territorios asiáticos. También se levantaron varios templos en Luxor y Karnak (cercanías de Tebas). Pero el templo más destacado de Ramsés II fue construido en Nubia: el magnífico templo de Abu Simbel.

El reinado de Ramsés II fue el segundo más largo de la historia egipcia (66 años). Fue sucedido por su hijo Meremptah quien tuvo que hacer frente a las invasiones de los Pueblos del Mar, aliados con los libios. Egipto logró resistir, pero durante el gobierno de Ramsés III en la dinastía XX la situación interna se deterioró rápidamente. Los saqueos de tumbas se generalizaron y un texto detalla la primera huelga de la historia cuando varios constructores de un templo en Tebas se negaron a seguir trabajando hasta que les aumentaran sus raciones de comida. Ramsés III fue asesinado por una conspiración y una serie de gobernantes débiles se sucedieron.

La tensión religiosa estalló durante la Guerra de los Impuros, en la cual los tebanos seguidores de Amón se enfrentaron a rebeldes seguidores de Seth de la ciudad de Heliópolis. Durante la guerra un Sumo Sacerdote intentó derrocar al faraón Ramsés XI, quien logró derrotarlo y lo reemplazó por el general mercenario libio Heryhor. Sin embargo, Heryhor traicionó al faraón y lo asesinó, nombrando a su pariente Sesmades faraón del Bajo Egipto y quedándose él con el control del territorio del sur.

Tercer Período Intermedio (1100 – 650 a.C.)

Este período es conocido como Edad Oscura debido a la poca documentación que se conserva. Egipto era dominada por la dinastía XXI, dividida entre el faraón del Bajo Egipto con capital en Tanis (posiblemente la misma Avaris) y los Sumos Sacerdotes de Amón en Tebas. La influencia sobre Siria, Fenicia y Palestina se perdió completamente y aparecieron ciudades y reinos poderosos como Tiro, Israel y Judá.

El equilibro de poder entre el norte y el sur de Egipto se rompió con el faraón de origen libio Sheshonq I de la dinastía XXII, quien impuso a su hijo como Sumo Sacerdote de Tebas, ganándose el enojo tebano. En la isla de Leontópolis al oeste de Tanis apareció la dinastía XXIII, también de origen libio, la cual reclamó el poder sobre zonas importantes del reino como la ciudad de Menfis. Aunque la dinastía XXII logró imponerse a sus rivales, una nueva dinastía (la XXIV) apareció en Sais, la isla más occidental del delta del Nilo.

Aprovechando el estado de desorden imperante, los sacerdotes de Tebas volvieron sus ojos al único gobernante capaz de salvar la antigua gloria de Egipto: el Rey de Kush.

Los Faraones Negros de Nubia

Durante siglos Nubia había estado bajo la influencia cultural de Egipto, hasta el punto de que el reino de Kush es considerado un estado culturalmente egipcio. Los sacerdotes de Tebas vieron en el rey Piankhi (Piye) al gobernante capaz de salvar a Egipto de los libios. Piankhi se veía a sí mismo como mensajero de Amón y heredero de las tradiciones de Ramsés II y Tutmosis III. Con un ejército kushita poderoso llegó hasta Tebas y desde allí inició una campaña de un año que lo hizo apoderarse de todo Egipto. Con él llegó al poder la dinastía XXV. Tras 35 años de reinado Piankhi murió y fue enterrado en una pirámide en Nubia (actual Sudán). Su hermano Shabaka trasladó la capital egipcia de regreso a Menfis.

Sin embargo, en el norte los asirios lograban consolidar su poder. En 701 a.C. Asiria y Egipto se enfrentaron en Eltekeh. Aunque los egipcios fueron derrotados, esta batalla ayudó a la supervivencia de Jerusalén.

En el 690 a.C. un hijo de Piankhi fue coronado en Menfis: el gran faraón Taharqa. Durante los siguientes 26 años Egipto vio un esplendor semejante al del Imperio Nuevo. Pero en 671 a.C, el recién coronado rey de Asiria, Esarhadon, atacó Egipto buscando neutralizar el poder de Taharqa. Los asirios tomaron Menfis y Taharqa se vio obligado a huir a Tebas. En 669 a.C. Taharqa retomó Menfis. Esarhadon murió camino a la guerra y fue sucedido por Asurbanipal, quien derrotó a Taharqa obligándolo a huir hasta Nubia.

Tras la muerte de Taharqa su sucesor, Tenutamón intentó recuperar el poder del Alto Egipto, pero fue también derrotado por los ejércitos asirios, los cuales destruyeron y saquearon Tebas.
El templo de Abu Simbel construido por Ramsés II.

Periodo Tardío (656 – 332 a.C.)

Con la retirada del ejército asirio para hacer frente a las rebeliones en Babilonia y Elam, el poder de Egipto quedó en manos de Psamético I, gobernador de Sais quien había favorecido a los asirios en la guerra contra los faraones kushitas. Bajo el gobierno de la dinastía XXVI se fortaleció la unidad nacional revitalizando el culto a Osiris. Las ciudades del Delta del Nilo vivieron un auge económico, mientras que el Alto Egipto fue relegado a un segundo plano. Comerciantes Jonios de las colonias griegas de Asia Menor llegaron a Egipto estableciendo nuevas rutas de comercio y trayendo la acuñación de monedas. Los griegos también se establecieron en Libia, en la ciudad de Cirene, lo cual fue visto con buenos ojos por los egipcios.

Tras la caída de Asiria ante Babilonia, el faraón Neko II apoyó los focos de resistencia asirios en el Levante y se enfrentó fallidamente a Nabucodonosor II en Karkemish y Hamat en 605 a.C. En 587 a.C. Apries apoyó una rebelión en Judá, lo cual provocó la segunda deportación de los israelitas a Babilonia. Egipto apoyó también a Tiro, la cual fue sitiada y tomada por los caldeos.

El ascenso del Imperio Persa llevó a Egipto a aliarse con Lidia y Babilonia, pero en el 525 a.C. el rey persa Cambises II derrotó al ejército egipcio de Psamético III en Pelusio y tomó Menfis. Cambises II nombró sátrapa (gobernador) al persa Ariandes, quien logró aplastar los intentos de rebelión tras la proclamación de Darío I como Emperador de Persia.

Otras rebeliones se sucedieron pero ninguna tuvo éxito hasta el reinado de Artajerjes II, cuando el líder egipcio Amirteo logró vencer a los persas. Amirteo fue a su vez depuesto por el también egipcio Neferites I, quien dio inicio a la dinastía XXIX. Durante los 60 años siguientes los egipcios mantuvieron su independencia a pesar de la inestabilidad del poder, asumido por dos dinastías. Las alianzas con las ciudades-estado griegas (principalmente Esparta y Atenas) le permitió a Egipto mantener a raya a los persas. Sin embargo, estos conquistaron nuevamente Egipto en 343 a.C. bajo el reinado de Artajerjes III.

Egipto en tiempos de Grecia y Roma

En el 332 a.C. el rey macedonio Alejandro Magno conquistó la ciudad de Tiro. Los egipcios pronto le pidieron que los liberara del yugo persa. Alejandro accedió y marchó hasta Menfis, donde fue coronado faraón. Ordenó construir el puerto de Alejandría al oeste del Delta del Nilo e identificó a Amón como el propio Zeus griego. Tras la muerte de Alejandro durante su conquista de Asia, Ptolomeo I recibió el gobierno de Egipto proclamándose faraón en 305 a.C. y fundando la última dinastía egipcia: la Ptolemaica. Bajo su gobierno se aseguraron las fronteras, se construyó el Faro de Alejandría y se acrecentó el intercambio cultural entre egipcios y griegos. Ptolomeo II trasladó la capital de Menfis a Alejandría, fortaleciendo el predominio griego en Egipto.

Sin embargo, el esplendor de los faraones alejandrinos pronto comenzó a opacarse. Los conflictos internos, complots, asesinatos y la cada vez mayor influencia de Roma en los asuntos de Egipto llevaron al reino a un estado de inestabilidad y violencia. En el 51 a.C. Ptolomeo XII Auletes murió, dejando como corregentes a sus jóvenes hijos Ptolomeo XIII de 10 años y Cleopatra VII de 17. La joven pronto entró en conflicto con su hermano y en el 48 a.C. abandonó Alejandría procurando hacerse de un ejército para tomar el control total de Egipto. El apoyo lo obtuvo del general romano Julio César, quien libraba su propia guerra civil en Roma contra Pompeyo. Cleopatra le dio un hijo a Julio César, Cesarión, y se encargó de introducir el culto de Isis en Roma.

Tras el asesinato de Julio César, Cleopatra sedujo a Marco Antonio, el cual había ganado el control de Roma junto con Octavio al derrotar a los republicanos. En el 37 a.C. Cleopatra y Marco Antonio se casaron.

El gobierno de Octavio y Marco Antonio se deterioró rápidamente y en el año 32 a.C. estalló la guerra. Octavio obtuvo el apoyo del Senado y le declaró la guerra a Egipto, acusando a Marco Antonio de ser un títere de los intereses de Cleopatra. En la batalla naval de Actio (septiembre del 31 a.C.) los barcos del general Agripa lograron penetrar las defensas de la armada de Cleopatra, quien entró en pánico y huyó. Marco Antonio se lanzó en su persecución abandonando a sus hombres. Tras la conquista de Octavio de la ciudad de Alejandría, Marco Antonio se suicidó. Cleopatra, desesperada ante las noticias, se quitó también la vida mediante la mordedura de un áspid. Con la muerte de la última de los Ptolomeos, Egipto fue transformado por Octavio en una provincia romana. Poco a poco la antigua cultura egipcia se diluyó ante las nuevas costumbres imperiales, proceso que se aceleró con la introducción del Cristianismo en el siglo I d.C.

Anotaciones para el Mundo Mágico: La misteriosa fauna mágica egipcia

Egipto ha sido por siempre una tierra de enigmas. El constante correr del Nilo y la presencia imponente de las arenas del Sahara han conquistado la imaginación de miles de viajeros a lo largo de la historia. Muchos relatos han sido narrados sobre los encantos mágicos de Egipto. Y aunque para los muggles las historias son sólo historias, la Comunidad Mágica sabe muy bien que detrás de toda historia se puede ocultar una realidad sorprendente. Donde mejor apreciamos esto es en la fauna mágica.

Ya en los tiempos antiguos gran variedad de criaturas mágicas habían sido identificadas, estudiadas y protegidas por los magos. Entre estas podemos resaltar a los erumpent, las esfinges (usadas desde la antigüedad como guardianes de tesoros), los grifos y los fénix (los cuales llegaban a anidar con frecuencia en el Templo del Sol de Heliópolis).

Sin embargo, existe una fauna mágica que ha llegado a nosotros a través sólo de los relatos y que ha permanecido elusiva a todos los intentos de nuestros más afamados magizoólogos por demostrar su existencia. La ocupación romana de Egipto es quizás una de las fuentes más importantes de estos relatos, como menciona el gran experto Newt Scamander en su artículo “Las Criaturas Secretas de la Antigüedad”:

“Fueron los esfuerzos de historiadores y naturalistas como Plinio el Viejo y Catón los que nos han permitido conocer una amplia variedad de criaturas mágicas que habrían poblado el norte de África al comienzo del primer siglo de nuestra era. Animales mágicos como los fénix y los grifos ya fueron descritos por estos estudiosos que, aunque muggles, supieron dejar descripciones detalladas de estas criaturas. Si tuvieron razón con estos animales, ¿podrían tenerla también con otros seres que hasta ahora han escapado a nuestros estudios?”

Dos casos interesantes pueden servir de ejemplo.

La Anfisbena es mencionada en la Farsalia como una de las extrañas criaturas que encontró Catón y sus soldados en el desierto africano. Esta serpiente venenosa poseía dos cabezas, una en el frente y otra en la cola. A pesar de ser descrita como una criatura sumamente venenosa, Plinio también celebró las propiedades medicinales de ella.

El Catoblepas habitaba en los confines de Etiopía, en las fuentes del Nilo, según datos de Plinio. Lo describe como una especie de búfalo de grandes proporciones con un cráneo tan grande y pesado que le es imposible llevarlo erguido, por lo que arrastra su cabeza por la tierra. Afirma también que, al igual que el basilisco, tiene la capacidad de matar tan sólo con la vista. Sin embargo, otras fuentes afirman que es su espantoso hedor el que mata.

¿Cuál será la verdad detrás de tan extraordinarias criaturas del norte de África? La pregunta aún está abierta y los magizoólogos siguen trabajando para descubrirlo.

Recursos de Investigación:

“Faraones del Sol”, revista National Geographic en español, abril de 2001

“La Batalla de Qadesh”, revista Historia National Geographic, número 34, 2006

“Faraones Negros”, revista National Geographic en español, febrero de 2008

Actividades:

1. Busca y presenta a tus compañeros información acerca de la Gran Esfinge de Giza.

3.3. El Antiguo Egipto: Del Periodo Arcaico al Segundo Periodo Intermedio

Periodos Históricos de Egipto

La cronología del Antiguo Egipto se divide en periodos que abarcan diferentes momentos de la historia de dicha civilización. Cada uno de estos periodos fue protagonizado por diversas dinastías de faraones y otros gobernantes:
  • Periodo Predinástico: desarrollo de los reinos del Nilo previos a los faraones.
  • Periodo Protodinástico: Dinastía 0, poder de Hieracómpolis.
  • Periodo Arcaico: dinastías I y II
  • Imperio Antiguo: dinastías III, IV, V y VI
  • Primer Periodo Intermedio: dinastías VII, VIII, IX, X y XI
  • Imperio Medio: dinastías XI, XII y XIII
  • Segundo Periodo Intermedio: dinastías XIV, XV, XVI y XVII
  • Imperio Nuevo: dinastías XVIII, XIX y XX
  • Tercer Periodo Intermedio: dinastías XXI, XXII, XXIII, XXIV y XXV
  • Periodo Tardío: dinastías XXVI, XXVII, XXVIII, XXIX, XXX y XXXI
  • Periodo Helenístico: gobierno macedónico y Dinastía Ptolemaica.
  • Periodo Romano: provincia romana de Ægyptos.

Período Arcaico de Egipto (3100 – 2700 a.C.)

Según Manetón (historiador y sacerdote egipcio del siglo III a.C.) durante este periodo la capital de Egipto estuvo en la ciudad de Tinis o Tis, por lo cual es conocido también como Época Tínita.

Los reyes tuvieron un fuerte papel militar, lo que permitió la expansión más allá de la Primera Catarata y la conquista de Elefantina y Asuán. Durante el reinado del faraón Aha se realizaron varias expediciones a Nubia, en el sur. Dyer, sucesor de Aha, alcanzó las riveras del Mar Rojo. Otro punto que centró la atención de los gobernantes egipcios fue la frontera occidental, la cual era amenazada por los libios. En época del faraón Den, los libios alcanzaron el Sinaí en donde se enfrentaron con los egipcios por el control de los recursos minerales.

Dentro del reino la principal preocupación fue la consolidación de la unidad del Alto y el Bajo Egipto. Para ello los faraones adoptaron la utilización de la corona roja del Bajo Egipto y la corona blanca del Alto Egipto como una sola. También se celebraron alianzas matrimoniales estratégicas y se construyeron templos y tumbas reales que unificaron los ritos de ambas regiones, principalmente en Abidos y Saqqara. A pesar de ello las rebeliones en el Bajo Egipto amenazaron la estabilidad del reino, tomando en muchas ocasiones un peligroso tinte religioso al enfrentar al culto de Seth del Bajo Egipto contra el culto de Horus del Alto Egipto, origen del posterior mito de la guerra entre ambos dioses.

El comercio se estableció en dos direcciones principales: con Nubia al sur, mediante rutas terrestres que superaban el obstáculo de la Primera Catarata, y con el Levante (actuales Siria, Líbano, Palestina e Israel), a través de rutas marítimas por el Mediterráneo.
La pirámide escalonada de Saqqara.

El Imperio Antiguo (2700 – 2250 a.C.)

Al inicio de la dinastía III el faraón Dyeser (Djoser) trasladó la capital hasta Menfis, al sur de El Cairo, hecho que daría nombre a todo Egipto. El nombre del principal templo de la ciudad, el Hat Ka Ptah (“casa del espíritu de Ptah”), fue traducido al griego como Aegyptos, palabra que con el pasó del tiempo designó al barrio donde se encontraba, luego a toda la ciudad y por último a toda la región.

Dos de los rasgos más importantes del Imperio Antiguo fueron la fuerte centralización del estado y el poder político, y la divinización absoluta del faraón como custodio de la justicia y el orden universal.

La estabilidad interna lograda durante este periodo permitió la expansión de los egipcios por Nubia y el Sinaí. Las ciudades se convirtieron en los centros de la vida cultural y religiosa del imperio, y las regiones agrícolas se vieron enriquecidas por importantes obras hidráulicas que buscaban aprovechar mejor los dones del Nilo.

Figura importante de este período fue el Visir del faraón Dyeser llamado Imhotep, gran sabio egipcio y sumo sacerdote del dios Ptah posteriormente divinizado. Imhotep llegó a obtener gran relevancia en la historia de Egipto tras diseñar la pirámide escalonada de Saqqara, una de las primeras pirámides exitosas en territorio egipcio. Posteriormente, durante la dinastía IV los faraones Keops, Kefrén y Micerino construyeron las pirámides más extraordinarias e importantes de Egipto, conocidas en su conjunto como las Pirámides de Giza.

Duarante la dinastía V se abandonó la construcción de pirámides monumentales para favorecer la edificación de Templos Solares. Esta tendencia se explica debido al poder que obtuvo el clero de Heliópolis sobre los tradicionales sacerdotes de Menfis. Sin embargo, los proyectos monumentales pronto debilitaron las arcas del estado y con ello la popularidad del poder político central.

Tras el reinado del faraón Pepy II, los nomarcas (gobernadores provinciales de gran poder) aprovecharon la debilidad de los faraones para iniciar un proceso de descentralización en todo Egipto.

Primer Periodo Intermedio (2250 – 2050 a.C.)

Con su popularidad por el suelo y los nomarcas tomando el control de las provincias, la monarquía faraónica de Menfis se enfrentó a una situación de inestabilidad que se vio agudizada por una serie de sequías que provocaron hambruna y enfermedad. En poco tiempo las rebeliones estallaron y la corte fue expulsada de Menfis, buscando refugio en Abidos. Los Lamentos de Ipuur, un antiguo documento de la época, describen la situación de anarquía e incertidumbre que se extendió por todo Egipto.

Este sería el comienzo del Primer Periodo Intermedio durante el cual tomaron gran protagonismo los nomarcas de Heracleópolis y Tebas. Actoes (nomarca de Heracleópolis conocido como Jety I) dio un golpe de estado que depuso al faraón Neferirkara II e inició la dinastía IX. Esto fue aprovechado por los nomarcas de Tebas para tomar el control del Alto Egipto en el sur. Ambas ciudades protagonizaron sangrientas luchas por el control total del reino.

Alrededor del 2130 a.C. surgió en Tebas la dinastía XI. En 2040 a.C. Mentuhotep II conquistó Heracleópolis, unificando nuevamente Egipto y fundando el Imperio Medio.

El Imperio Medio (2050 – 1800 a.C.)

Mentuhotep II fortaleció su reinado sometiendo a los nomarcas mediante la destitución o haciéndolos jurar lealtad ante los dioses. Ordenó que la provincia de Heracleópolis fuera absorbida por Heliópolis. Centró sus campañas militares en el sur para restablecer las rutas comerciales en Nubia y reforzó las fronteras en el delta del Nilo para evitar invasiones de pueblos nómadas venidos de Arabia. Sin embargo, no pudo recuperar el poder que tuvieron los faraones del Imperio Antiguo y fue obligado a gobernar junto a un Consejo de Grandes, formado por señores de gran poder militar, económico y religioso.

Tras una línea de gobernantes débiles, la dinastía XI llegó a su fin en medio de una crisis por la sucesión, en la cual se impuso el Visir Amenemhat I. El nuevo faraón gobernó con mano dura, quitándole poder a los nomarcas y trasladando la capital a Itytauy para debilitar a otros nobles del Alto Egipto y al clero de Amón en Tebas. También nombró heredero a su hijo Sesostris I, buscando así evitar una nueva crisis de sucesión. Sin embargo, Amenemhat I murió asesinado por un complot interno, el cual fue descubierto y vengado por su hijo.

Sesostris I concentró sus acciones militares en Nubia, a la cual dio el nombre de Kush. Logró llegar hasta la Tercera Catarata, estableciendo un dominio importante gracias a la fundación de la fortaleza de Buhen en la Segunda Catarata. En el campo de la ingeniería, Sesostris I se destacó por la construcción de un canal navegable que conectó al Nilo con el Mar Rojo.

Los dos principales centros comerciales mediterráneos con los cuales estableció negocios Egipto durante el Imperio Medio fueron Biblos (en el actual Líbano) y Creta (en Grecia).
Alrededor del 1800 a.C. el norte de Egipto fue atacada por un pueblo nómada de origen semita: los Hicsos. Lo sorpresivo de los ataques y el poder militar de los hicsos (quienes utilizaban carros de combate y armas de hierro) provocó el fracaso de la defensa egipcia y el final del Imperio Medio.
El complejo de pirámides de Giza.

Segundo Periodo Intermedio (1800 – 1550 a.C.)

Al mismo tiempo que Egipto era atacado en el norte, la dinastía XII llegaba a su fin. La dinastía XIII que tomó el poder se caracterizó por faraones débiles incapaces de administrar y proteger la totalidad del reino. Esto fue aprovechado por los gobernadores de la región de Xois (en el delta occidental del Nilo) para independizarse y fundar la dinastía XIV.

Entretanto, los hicsos dirigidos por Salitis tomaron el control de gran parte del delta oriental, estableciendo su capital en Avaris y fundando la dinastía XV. Además, consolidaron a vasallos egipcios locales como señores. Manetón se refiere a estos gobernantes como la dinastía XVI.

Con el tiempo el poder de los hicsos se incrementó y fueron capaces de tomar la antigua capital de Menfis. Los egipcios de Tebas decidieron entonces independizarse bajo el liderazgo de la dinastía XVII, cuyos faraones afirmaban ser la “salvación de Egipto contra la dominación de los hicsos”. Ahmose I logró cumplir dicha promesa, aplastando a los hicsos, reunificando a Egipto y levantando el poderoso Imperio Nuevo.

Anotaciones para el Mundo Mágico: Las momias de Imhotep

Su nombre ha sido vinculado por la cultura popular con historias de momias malditas gracias a éxitos del cine protagonizados por Boris Karloff (1932) y Arnold Vosloo (1999). Pero el gran visir Imhotep fue más que un monstruo de películas muggles de terror. Considerado por algunos como el fundador de la medicina egipcia y el primer científico conocido, Imhotep alcanzó un poder sin precedentes en el Antiguo Egipto para alguien distinto al faraón. Algunos de sus títulos fueron: Tesorero del Rey del Bajo Egipto, Primero después del Rey del Alto Egipto, Administrador del Gran Palacio, Señor Hereditario, Sumo Sacerdote de Heliópolis, el Constructor, el Escultor, Hacedor de Vasijas de Piedra… La medicina, la astrología, la arquitectura, el cálculo y la geometría son algunas de las disciplinas que cultivó e innovó, llegando a ser deificado en el Periodo Tardío como dios de la medicina y la sabiduría. Además, diseñó y construyó la famosa pirámide escalonada de Saqqara.

Pero el rasgo que ha hecho famoso a Imhotep entre los muggles podría tener sus orígenes en el gran conocimiento mágico que el sabio egipcio poseía.

“Imhotep estaba obsesionado con la medicina, principalmente en cómo vencer a la muerte”, explica el investigador mágico Moomi al-Hawassi, director de desencantadores en las Oficinas de Gringotts en Egipto. “Centró sus estudios en los ritos de preservación de los cuerpos mediante la momificación. Sin embargo, nunca logró resucitar a nadie, pero sí reanimar cadáveres. Aunque este no era su objetivo, Imhotep supo aprovechar este fallo combinándolo con otra de sus obsesiones: la construcción de tumbas.”

Las tradiciones funerarias egipcias exigían que los difuntos fueran enterrados rodeados de riquezas para la vida eterna. Pero esto también generó un negocio oscuro de profanación y robo de tumbas. Para los egipcios esto era motivo de alarma y preocupación. Las momias de Imhotep parecen haber sido una excelente solución.

“Ningún egipcio decente quería convertirse en una momia reanimada. Aquello era un destino simplemente espantoso”, asegura el doctor al-Hawassi. “Por ello, el negocio de Imhotep se benefició de criminales y traidores condenados a muerte.”

Cuando la figura de Imhotep fue redescubierta por los historiadores mágicos a mediados del siglo XIX, se le tachó de forma negativa pues, en el Mundo Mágico moderno, la reanimación de cadáveres es considerada un Arte Oscura. De alguna manera esta mala fama de Imhotep llegó a oídos muggles dando inició a la leyenda de uno de los monstruos de terror más emblemáticos de la cinematografía: la Momia.

Recursos de Investigación:

http://es.wikipedia.org/

“Faraones del Sol”, revista National Geographic en español, abril de 2001

“Los Constructores de las Pirámides”, revista National Geographic en español, noviembre de 2001

Actividades:

1. Busca y presenta a tus compañeros información acerca de las Pirámides de Giza.

3.3. El Antiguo Egipto: La Cultura Egipcia

Los Egipcios y el Nilo

La Civilización Egipcia se desarrolló durante más de 3000 años en torno a la cuenca del gran río Nilo en el Norte de África. Se originó alrededor del 3150 a.C. con la unificación de varias ciudades del Valle del Nilo. Alcanzó tres épocas de esplendor faraónico en los períodos denominados Imperio Antiguo, Imperio Medio e Imperio Nuevo; y su extensión comprendía desde el Delta del Nilo en el norte hasta Elefantina, en la primera catarata al sur. Sin embargo, en diversos momentos su influencia alcanzó regiones distantes, desde el Éufrates en Mesopotamia hasta Jebel Barkal en la cuarta catarata, además del desierto oriental, la costa del Mar Rojo, la península del Sinaí y el enorme territorio desértico occidental gracias al control de sus oasis.

El Nilo y sus inundaciones periódicas explican parte del éxito alcanzado por los egipcios: gracias al río lograron el desarrollo agrario necesario para la conformación de una gran nación en un territorio dominado por el desierto del Sahara. Además, el Nilo proveyó a los egipcios de una vía de transporte que los conectó directamente con el Mediterráneo Oriental y el comercio que allí se realizaba.

Inicios de Egipto

La historia de Egipto se inició durante el Neolítico, en el período conocido como Período Predinástico. La evidencia arqueológica señala los primeros asentamientos humanos en la región del Nilo alrededor del sexto milenio a.C. Sin embargo, fueron los cambios climáticos ocurridos cerca del 8000 a.C. los que llevaron a diversos pueblos a congregarse en torno al río buscando tierras de cultivo adecuadas ante la expansión del Sahara.

Alrededor del 3600 a.C. todos estos pueblos se unificaron en una sola cultura conocida como gerzeense. Durante este período se dieron las primeras obras de canalización del Nilo y apareció la escritura jeroglífica en Abidos. En el delta del río surgieron los primeros dos estados importantes: el Reino del Junco, con capital en Buto, y el Reino de la Abeja, con capital en Busiris. Este último conquistó todo el delta al derrotar al Reino del Junco, cuyos habitantes huyeron hacia el sur y fundaron el Alto Egipto.

El final del Período Predinástico es conocido también como Período Protodinástico o Dinastía 0 y se extendió desde 3200 hasta 3100 a.C. En esa época surgieron las primeras ciudades propiamente dichas, entre las que destaca Nejen, también llamada Hieracómpolis, capital del Alto Egipto y cuyo faraón Narmer logró la unificación de todo Egipto al imponerse sobre sus rivales del Bajo Egipto, convirtiéndose así en el primer faraón de la Dinastía I con el nombre de Menes.
La Gran Esfinge y la Pirámide de Jafra en Giza.

El Faraón y el Poder Político

El Egipto Antiguo era gobernado por un Faraón, el cual no sólo era un rey, sino también una figura semi-divina descendiente de los dioses, cuyos poderes provenían de la propia intermediación del dios Horus. El faraón estaba rodeado de una élite de generales, sacerdotes y escribas. La sucesión de los diferentes linajes de los faraones son conocidas como dinastías. Se calcula que hasta la llegada de Alejandro Magno a Egipto se habían sucedido 31 dinastías.

Históricamente el Antiguo Egipto es dividido en Alto y Bajo Egipto, al sur y al norte respectivamente. A su vez, ambas regiones estaban divididas en provincias, las cuales eran controladas por un gobernador provincial. El Tyaty o visir era el encargado de la administración de la hacienda pública. Al no existir moneda en el Antiguo Egipto, los impuestos eran pagados con mercancías o trabajo, dependiendo del oficio y la renta de cada persona. Cada cierto tiempo por lo menos una persona de cada casa debía realizar trabajos públicos. Los más adinerados evadían esta responsabilidad pagándole a terceros para que realizaran dichos servicios en su nombre.

Aunque en muchas ocasiones los esclavos capturados eran quienes se encargaban de los trabajos más duros como la minería o la construcción, durante las inundaciones periódicas (cuando no había trabajo en los campos) el estado contrataba los servicios de trabajadores a quienes pagaba con alimentos. Hoy se sabe, por ejemplo, que fueron trabajadores asalariados y no esclavos quienes construyeron las grandes pirámides.

Economía Egipcia

El Nilo era el principal eje de la economía egipcia. Sus inundaciones enriquecían los suelos de las riveras permitiendo un gran desarrollo de la agricultura. Trigo, cebada y lino eran parte importante de las cosechas. Los granos eran almacenados para la época de inundaciones, con lo cual se contaba con reservas suficientes para la fabricación de pan y cerveza. También se cosechaban guisantes, lentejas, cebolla, puerros, pepinos, dátiles, lechugas, uvas, higos y granadas. Cerdos, ovejas, cabras, gansos y patos eran criados como parte de la dieta. Caballos, vacas y camellos se utilizaban como animales de carga.

Para suplir de agua los campos y administrar mejor los recursos hídricos, los egipcios desarrollaron un amplio sistema de canales, diques y estanques que se alimentaban de la corriente del Nilo.

Durante la mayor parte de sus 3 milenios de existencia, el Antiguo Egipto fue el país más rico del mundo. Los enormes excedentes de su producción interna eran embarcados a través del Nilo y el Mediterráneo e intercambiados por otros productos tales como la plata, el incienso y la madera fina de cedro.

Escritura y Lenguas

El jeroglífico es quizás el más conocido de varios sistemas de escritura que se desarrollaron en el Antiguo Egipto. Consistía en la transmisión de ideas a través de la representación de personas, animales, plantas, objetos estilizados y otros símbolos. Pero ya desde la primera dinastía (2925-2775 a.C.) existía un sistema de forma cursiva conocido como hierática. Alrededor del 2700 a.C. se comenzó a utilizar un sistema de 26 pictogramas para representar sonidos.

La lengua también evolucionó a lo largo de la historia egipcia. Los estudiosos han clasificado esta evolución en 6 divisiones cronológicas importantes:
  • Egipcio Arcaico (antes del 3000 a.C.)
  • Egipcio Antiguo (3000-2000 a.C.)
  • Egipcio Clásico (2000-1300 a.C.)
  • Egipcio Tardío (1300-700 a.C.)
  • Egipcio Demótico (600-300 a.C), utilizada con fines económicos y literarios.
  • Copto (siglo III d.C.), utiliza un alfabeto ligeramente diferente al griego y ha sobrevivido hasta nuestros tiempos como lengua litúrgica de la Iglesia Ortodoxa Copta.

Ciencia y Conocimiento

Los egipcios lograron enormes éxitos en diversas ciencias, pero quizás la más sobresaliente fue la ingeniería. La aplicación de los principios básicos de la aritmética y la geometría les permitió la construcción de enormes monumentos como las Pirámides de Giza y templos de gran esplendor como los de Tebas. La aritmética también fue aplicada al campo agrario, aumentando la productividad de las cosechas. El Papiro de Rhind, escrito por el escriba Ahmes alrededor del 1650 a.C, es, junto al Papiro de Moscú, uno de los documentos matemáticos más antiguos que se conocen. El estudio astronómico se reflejó igualmente en la construcción de los grandes edificios y las pirámides.

A los egipcios también se les atribuye la invención del vidrio, los primeros trabajos en bronce, el primer sistema decimal del mundo, la invención del papiro (una de las formas de papel más antiguas), la invención del mortero para construcción, los primeros cirujanos estudiados, el primer tratado de paz conocido (firmado entre el faraón Ramsés II y el rey hitita Muwatalli II tras la Batalla de Qadesh) y el primer mapa geológico y topográfico conocido.

La Religión Egipcia

Al igual que otras culturas antiguas, la egipcia giraba en torno a sus creencias religiosas, las cuales afectaban cada suceso de la vida cotidiana.

Aunque la figura del faraón era central debido a su linaje semi-divino, eran los Sumos Sacerdotes quienes dominaban el ámbito religioso. Los templos eran tan sagrados que sólo los sacerdotes y sacerdotisas podían entrar en ellos, aunque en ocasiones especiales el pueblo era admitido para las grandes celebraciones.

La religión egipcia era politeísta y llegó a sufrir muchas variaciones durante los 3 mil años que duró el Antiguo Egipto. Un rasgo peculiar de la mitología egipcia es la representación de sus dioses con cuerpo humano y cabeza de algún animal asociado a sus cualidades.

Aunque el culto estatal le dio mayor preponderancia a ciertas tríadas divinas, cada provincia reverenciaba a sus propias divinidades, lo que aumentó la cantidad de dioses dentro de la religión egipcia.

Para los egipcios el mundo consistía en tres regiones:

  • El Cielo: morada de los dioses y representado por la diosa Nut, arqueada sobre la tierra.
  • La Tierra: hogar de los hombres y representado por el dios Geb, acostado bajo Nut. Era una tierra fértil atravesada por el Nilo y rodeada por un desierto.
  • El Inframundo o Duat: el reino de los muertos gobernado por Horus, el cual era cruzado por la barca solar de Ra durante la noche, en su camino hacia el este.

Los principales dioses egipcios fueron:

  • Amón-Ra: el gran rey de los dioses y protector de la vida, era representado por el disco-solar.
  • Osiris: gran dios de la resurrección y la trascendencia.
  • Isis: gran diosa protectora, esposa de Osiris y madre de Horus.
  • Horus: dios del cielo con cabeza de halcón. Hijo de Osiris, era el gobernante del Inframundo.
  • Seth: dios destructor y del mal.
  • Anubis: el dios-chacal, dios de la muerte y guía de las almas hacia el más allá.
  • Hathor: diosa con cuernos de vaca, protectora del amor y la felicidad.
  • Thot: con cabeza de ibis o mandril, era el dios de la sabiduría y la escritura.
  • Anukis: diosa del Nilo y el agua, representada con cabeza de gacela.
  • Maat: diosa de la verdad y de la justicia, representada por una pluma de avestruz.

El faraón Akhenatón intentó establecer durante su reinado una religión monoteísta en torno al dios solar Atón, cuyo culto estableció en la ciudad que llamó Akhetatón (hoy conocida como Amarna). Sin embargo, dicho intento le valió la enemistad de los sacerdotes y los generales, quienes conspiraron en su contra. Su esposa Nefertiti y su hijo Tutankamón también fueron víctimas de estas intrigas. Tras la temprana muerte de Tutankamón, el culto a Atón fue eliminado y se reestableció la antigua religión.
Escena del Libro de los Muertos: Anubis pesa el corazón de un difunto utilizando la pluma Maat. A la derecha Thot registra el juicio mientras detrás de él la bestia amemait espera el veredicto.

El Juicio de las Almas

El destino del alma después de la muerte fue uno de los fundamentos de la religión egipcia. Esta preocupación impulsó algunas de las características más reconocidas del pueblo egipcio, como lo son la construcción de las pirámides y el embalsamamiento y momificación de los muertos.

Quizás el escrito más conocido acerca de este tema es el llamado Libro de los Muertos, el cual era un conjunto de 190 fórmulas mágicas que eran depositadas junto al difunto y grabadas en su tumba para facilitar el viaje de su alma hasta el Duat. También contenía las Palabras Justas, las cuales debían ser dichas por el difunto para defenderse durante el juicio de su alma.

Para los antiguos egipcios el espíritu humano estaba conformado por el Ba (el alma), el Ka (la fuerza vital) y el Aj. Tras la muerte, el Ba era guiado por Horus hasta la sala del juicio, en donde Anubis comparaba el peso del corazón del difunto (centro de su conciencia) con el peso de Maat, diosa de la justicia. Osiris y otras divinidades actuaban como jueces, decidiendo si el peso del corazón era el correcto. Si era muy pesado o muy ligero, era arrojado al amemait, un monstruo parte león, parte hipopótamo y parte cocodrilo, el cual lo devoraba.

Pero si el peso era el correcto, el Ba y el Ka se unían para formar el Akh, al cual se le permitía entrar al reino de luz de Osiris para vivir eternamente.

Anotaciones para el Mundo Mágico: ¡Egiptomanía!

Los muggles siempre han sentido una gran fascinación por los antiguos egipcios. Cuando el célebre egiptólogo inglés Howard Carter descubrió la magnífica tumba de Tutankamón en el Valle de los Reyes en 1923, desató tal furor entre los muggles que incluso el arte y la arquitectura se vieron transformados. Parte de esta influencia se ve reflejada en el Art Decó, importante corriente de diseño que se dio en las décadas de 1920 y 1930.

A finales del siglo XVIII el emperador francés Napoleón Bonaparte aprovechó su campaña militar en Egipto para dirigir una expedición arqueológica que estudió y dibujó muchos de los grandes monumentos egipcios. Estos trabajos fueron publicados en 24 volúmenes entre 1809 y 1822 bajo el título de “Description de l’Egypt”, despertando la imaginación por la ancestral cultura del desierto.

Pero el Mundo Mágico también ha vivido sus propias “egiptomanías”. Durante el Renacimiento importantes magos italianos sostuvieron que la famosa reina Cleopatra había sido una importante hechicera que desarrolló varios filtros de amor y venenos letales. Un accidente con uno de estos venenos destinado al emperador romano Octavio habría sido la verdadera causa de su muerte, y no un suicidio mediante la mordedura de una áspid, como se había dicho hasta entonces. Tal teoría se inspiraba en la presunción de un gran conocimiento mágico utilizado por la Dinastía Ptolemaica.

Otro caso interesante se dio en la última mitad del siglo XVIII, cuando el inventor mágico Edgar Stroulger comercializó los chivatoscopios, artefactos útiles para detectar enemigos que él afirmó haber fabricado siguiendo antiguos manuscritos egipcios. Los chivatoscopios resultaron ser un éxito comercial, pero pronto Stroulger admitió que el invento era totalmente suyo. A pesar de esto aún hoy se pueden encontrar en Egipto tiendas mágicas que embaucan a los turistas vendiéndoles los chivatoscopios y afirmando su ancestral origen en el Antiguo Egipto.

Recursos de Investigación:

http://es.wikipedia.org/

“Faraones del Sol”, revista National Geographic en español, abril de 2001

“Los Constructores de las Pirámides”, revista National Geographic en español, noviembre de 2001

“Muerte en el Nilo”, revista National Geographic en español, octubre de 2002

Actividades:

1. Investiga y expone a tus compañeros más datos relevantes sobre el famoso Libro de los Muertos de los egipcios.

2. ¿Por qué crees que la Muerte era tan relevante para los egipcios?

sábado, 22 de noviembre de 2008

3.2. Asiria

Los Asirios
La Cultura Asiria se desarrolló en el noroeste de Mesopotamia, en la región delimitada por las montañas de Armenia en el norte, el dominio de Caldea (Babilonia) en el sur, la región de Media (Persia) al este y el Mediterráneo al oeste.

Los primeros asentamientos asirios de importancia datan de alrededor del tercer milenio a.C, siendo el principal Assur, ciudad construida a orillas del río Tigris y nombrada en honor de su dios más poderoso. Justamente del dios Assur deriva también el término Asiria.

Se sabe que la región de Asiria estuvo en poder de los sumerios hasta que fue conquistada cerca del 2000 a.C, primero por los elamitas y luego por los amorreos. En épocas posteriores los asirios lograron expandirse hasta Anatolia (actual Turquía) estableciendo rutas comerciales que les permitieron la riqueza suficiente para retar a los reinos vecinos.

Entre los años 1813 y 1780 a.C. Asiria se consolidó como un imperio al mando del rey Samsi-Adat I. Sin embargo, en 1760 a.C. Hammurabi de Babilonia logró derrotar a los ejércitos asirios y tomar el dominio del país. Fue hasta el siglo XIV a.C. cuando Assur-Uballit I reinstauró el poder de Asiria aprovechando el desorden imperante en Mesopotamia debido a las múltiples invasiones de pueblos como los mitanni y los hititas. Asiria lanzó una serie de exitosas campañas militares que le permitieron doblegar a sus antiguos señores de Babilonia, así como a otros muchos pueblos mesopotámicos, imponiéndose como un poderoso imperio una vez más.

El Poder del Ejército

La magnífica maquinaria militar asiria fue pieza clave en la consolidación del imperio. Los asirios fueron el primer ejército conocido en utilizar armas de hierro. Las tropas estaban divididas entre la infantería y la caballería. La infantería estaba conformada por arqueros y piqueros protegidos por armaduras de cuero. La caballería estaba constituida por jinetes y carros de guerra de dos ruedas.

Los asirios también desarrollaron el arte del asedio utilizando grandes arietes para derribar puertas y murallas, así como torres de combate que les permitían acercarse a los muros enemigos facilitando la entrada de sus tropas a las ciudades asediadas.

El rey era el Comandante en Jefe del ejército y dirigía las campañas bélicas del Imperio Asirio desde el frente de batalla. El resultado de estas campañas era desastroso para los enemigos de Asiria. Los guerreros capturados eran decapitados. Los obreros, niños y mujeres eran tomados como esclavos y llevados a las ciudades asirias. Las riquezas eran distribuidas entre los soldados como botín de guerra. Los pueblos y ciudades eran incendiados y los campos arrasados.

La época dorada del gran ejército asirio llegó a su fin con la muerte del rey Tiglatpileser I en 1077 a.C.
Bajorrelieve del Palacio de Asurbanipal en Nínive que muestra a arqueros asirios.

Comercio e Industria

La metalurgia del hierro fue aprendida por los asirios tras la caída del pueblo hitita, quienes hasta ese entonces habían monopolizado el conocimiento del trabajo en dicho metal. El refinamiento en la fabricación de armas en hierro fue uno de los aspectos decisivos en el fortalecimiento del Imperio Asirio.

Las rutas comerciales establecidas por toda Mesopotamia, Anatolia y Persia permitieron a los asirios un gran intercambio de productos con tierras distantes. Durante el reinado de Senaquerib, hijo de Sargón II, entre los años 705 y 681 a.C, el árbol de algodón fue introducido en Asiria procedente de la India, con lo cual se revolucionó la fabricación de telas.

Religión Asiria

La religión asiria estaba precedida por la figura del rey, quien era también el Gran Sacerdote de Assur. Al igual que en otras culturas mesopotámicas, los asirios construyeron sus templos como zigurats, torres en terrazas escalonadas.

Los asirios practicaban una religión bastante sombría, dentro de la cual se vivía bajo un temor permanente a la muerte. Según su tradición, después de la muerte el espíritu de los hombres era arrastrado hacia una penumbra eterna, ausente de cualquier felicidad.

Los registros encontrados en la Biblioteca de Asurbanipal en Nínive indican que los asirios veneraban hasta 2500 divinidades diferentes, las cuales a su vez contaban con el servicio de infinidad de genios y demonios que atormentaban a los seres humanos. De esta gran variedad de dioses los más destacados son:
  • Assur: gran dios de los asirios, identificado con el Árbol de la Vida y el disco solar, imagen tomada de los hititas quienes a su vez la trajeron de Egipto.
  • Ishtar: principal divinidad femenina, diosa del amor, la guerra y la fecundidad.
  • Anu: dios del cielo, en un principio fue la divinidad local de Nínive.
  • Enlil: señor de los vientos y las tempestades.
  • Ea: señor de las aguas y los mares.
  • Shamash: dios solar y señor de la luz, aseguraba la vida y permitía juzgar las acciones de los seres humanos con justicia.
  • Marduk: dios principal de Babilonia, su culto como creador y señor universal se extendió por grandes regiones del Imperio Asirio.

El Imperio Asirio

Alrededor del 1200 a.C. Asiria se vio asediada por la invasión de los Pueblos del Mar procedentes de los Balcanes. Sin embargo, a diferencia de los egipcios y los hititas, los asirios lograron resistir a los invasores endureciendo las acciones de sus ejércitos, los cuales llegaron a ser temidos por su crueldad y capacidad destructiva.

Entre los años 884 y 859 a.C. gobernó Asurnasirpal II, quien trasladó la capital del imperio desde Assur hasta la recién construida ciudad de Calach, también conocida como Nimrud. En el siglo VIII a.C. Sargón II fundó la dinastía de los Sargónidas, la cual logró doblegar a los fenicios, israelitas y muchos otros pueblos de Media y Persia. Las fronteras de Asiria se expandieron hasta Egipto en el sur y la India en el este.

En el 700 a.C. Senaquerib trasladó nuevamente la capital hasta la antigua ciudad de Nínive, la cual embelleció con la construcción de magníficos palacios y monumentos.

El gran rey Asaradón, quien reinó en los primeros años del siglo VII a.C, logró conquistar la capital egipcia de Menfis. Su hijo Asurbanipal llegó aún más lejos conquistando la legendaria Tebas y organizando varias campañas exitosas en Susa (actual Irán). Sin embargo, tras la muerte de Asurbanipal el imperio cayó en un periodo de luchas internas. Asiria se vio debilitada por estos enfrentamientos, así como por la amenaza de los escitas, un pueblo de guerreros llegados del norte.

En el año 612 a.C. los reyes Nabopolasar de Babilonia y Ciaxares de Media se unieron para derrotar a los asirios y destruir Nínive. En dicha batalla murió Saruco, el último gobernante asirio.
El toro alado de Khorsabad: representación de un lamassu.

Anotaciones para el Mundo Mágico: Las huellas del Lamassu

Los pueblos nómadas de Siria, Irak e Irán hablan de una extraña y legendaria criatura que habita en estas regiones desérticas. Se trata del lamassu, un toro de grandes medidas con cabeza humana y alas de águila, considerado de enorme sabiduría y fuerza. Aunque el nombre lamassu es el más extendido para referirse tanto al macho como a la hembra, en realidad es un término femenino de origen acadio. Al macho del lamassu se le denominaba sedu.

El lamassu aparece representado con frecuencia en el arte mesopotámico y persa, encontrándose magníficos ejemplos en las esculturas que actualmente son exhibidas en museos muggles como el Louvre de París y el Británico de Londres.

Pero unas extrañas huellas encontradas en los alrededores de Nínive han despertado la curiosidad entre los investigadores de la fauna mágica sobre la posible existencia real del lamassu. El hallazgo ocurrió durante las exploraciones arqueológicas del aventurero británico Sir Austen Henry Layard en 1847. Cerca del montículo Kouyunjik unos trabajadores árabes encontraron lo que parecían ser unas enormes huellas de un bovino que excedían en más del triple el tamaño de una huella normal. Habían quedado preservadas en la arcilla seca de un antiguo canal que se conectaba con el río Tigris. Layard registró tan extraordinario descubrimiento y envió un reporte a Londres, explicando las historias que sobre el lamassu contaban los locales.

Considerando que podía tratarse del descubrimiento de una nueva especie mágica, el Ministerio de Magia inglés envió a un equipo de magos liderados por Ignatius Trample. Estos se encargaron de recolectar las huellas y otras evidencias, así como borrar la memoria de Sir Austen y sus hombres. Tras varios meses de estudio, Trample confirmó la autenticidad de las huellas de Nínive como pertenecientes a “una criatura de gran tamaño, no identificada aún por los expertos mágicos o muggles”.

En 1964 el entonces ministro de magia inglés Nobby Leach le encomendó al famoso experto en criaturas mágicas Newt Scamander la realización de un estudio sobre la posible existencia del lamassu. Tras viajar un par de veces a Siria e Irak y analizar las huellas de Nínive, Scamander estableció que el lamassu tenía una alta posibilidad de haber sido real. Incluso llegó a emparentarlo con las esfinges, nativas de la misma región geográfica.

Tales conclusiones han despertado la curiosidad de muchos magos exploradores que se han dirigido hasta el Medio Oriente para obtener la primera evidencia de la supervivencia del lamassu hasta nuestros días. Sobra decir que hasta la fecha tales esfuerzos han sido infructuosos.

Las huellas del Lamassu de Nínive se exhiben actualmente en el Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas del Ministerio de Magia de Gran Bretaña.

Recursos de Investigación:

http://es.wikipedia.org/

Actividades:

Lee el siguiente fragmento del artículo “¿Quién planificó el saqueo de los museos nacionales iraquíes?” publicado en el 2005 en la página http://www.voltairenet.org/

“En una semana, los siete mayores museos nacionales iraquíes fueron saqueados y la Biblioteca Nacional incendiada. El Estado más antiguo del mundo fue desposeído de sus principales tesoros arqueológicos y artísticos bajo la mirada impasible de las fuerzas de la Coalición. Sin embargo, mientras las agencias de prensa estadounidenses presentaban estos sucesos como consecuencia del caos que reina en el país, personalidades internacionales no tardaron en denunciar una amplia operación de expoliación organizada por un grupo de mercaderes de arte occidentales. La UNESCO lanzó un llamamiento para prohibir la comercialización de las obras robadas. El presidente Chirac calificó estos robos de «crímenes de lesa humanidad» insinuando que pudieron ser ordenados por un gobierno. Para evitar que el escándalo salpicara a la Casa Blanca, el asesor de Asuntos Culturales del presidente Bush presentó su dimisión.

Los saqueos se produjeron en ciudades «liberadas» por la Coalición. Asif Mohammed, conservador del museo de Mosul, que forma parte de la lista de las instituciones culturales saqueadas, afirmó que tropas estadounidenses estaban presentes en la ciudad cuando se produjo el pillaje.

No obstante, no se tomó ninguna medida para proteger el museo. Algo similar ocurrió durante el saqueo del Museo Nacional de Bagdad. En opinión de Moayyed Said al-Damergi, asesor del ex ministro de Cultura, el 80% de las 150 000 piezas de la institución fueron sustraídas. Un cable de AFP señala que, según el testimonio del señor Damergi, profesor de arqueología de la universidad de Bagdad, «los tanques estadounidenses estaban estacionados ante la entrada principal del museo mientras que los ladrones lo saqueaban bajo las narices de los soldados, les pedimos ayuda para enfrentar a los ladrones pero respondieron que no habían recibido instrucciones de intervenir».”

1. Con relación a lo leído, escribe cuál es la consecuencia de los conflictos armados en la preservación del Patrimonio Histórico y Artístico de la Humanidad.

2. ¿Has escuchado de algún otro caso donde los conflictos armados o la inestabilidad política hayan provocado la destrucción del Patrimonio Histórico?

3. ¿Cuál crees que debería ser la respuesta de la comunidad internacional para evitar que se presenten casos como este?

jueves, 20 de noviembre de 2008

3.1. Civilizaciones de Mesopotamia

La Cultura Mesopotámica

Mesopotamia significa “región entre ríos”, y comprende la zona geográfica entre los ríos Tigris y Éufrates, en la franja no desértica del actual Irak. Con frecuencia se habla de esta región como la “cuna de la civilización” debido a la gran antigüedad de los pueblos que se desarrollaron en ella.

Las culturas de Mesopotamia fueron pioneras en muchos campos del conocimiento, desarrollando la escritura, creando los primeros códigos de leyes y enriqueciendo la arquitectura con conceptos como la bóveda y la cúpula. También lograron grandes avances en las matemáticas con el florecimiento del cálculo y el refinamiento de la geometría. Sus logros astronómicos les permitieron contar con calendarios lunares precisos.

La literatura mesopotámica se puede separar en tres tipos: mitos (breves historias sobre los dioses), himnos (textos de alabanza de dioses, reyes, ciudades o templos) y lamentaciones (que narran temas trágicos).

La religión en Mesopotamia era politeísta y se centraba en el culto a un panteón de dioses de gran poder, entre los que se encuentran:

  • Enlil: dios principal, creador y progenitor de las divinidades menores.
  • Inanna o Ishtar: diosa dual del amor y de la guerra.
  • Enki: dios del agua dulce.
  • Ninhursag: diosa de las montañas.

El aspecto más llamativo de la arquitectura mesopotámica es sin duda los zigurats, templos construidos con terrazas escalonadas de gran belleza geométrica.

La Mesopotamia Neolítica

Los primeros momentos del desarrollo de Mesopotamia se dieron durante el Neolítico, entre los siglos XII y X a.C, con la transformación de los cazadores-recolectores en agricultores y ganaderos en el territorio comprendido entre la costa mediterránea cananea y la cordillera del Tauro. Este proceso se extendió a Siria, Palestina, Anatolia y los Montes Zagros. Pronto se dio el desarrollo urbano, con la aparición de ciudades como Bugras, Umm Dabaghiyah y Yarim-tepe. Los conflictos y el intercambio comercial llevaron a varias culturas a tomar la hegemonía de la región. Las principales fueron el-Ubaid y Uruk, con las cuales se consolidó el surgimiento de las primeras grandes ciudades antiguas de Eurasia.

El zigurat de Ur.

Los Sumerios y el Período Dinástico Arcaico

El Período Dinástico Arcaico se extiende desde 2900 a.C. hasta el 2334 a.C. y está caracterizado por el predominio de la Cultura Sumeria en la región de Mesopotamia, la expansión del fenómeno urbano y la aparición de la primera escritura cuneiforme.

La primera dinastía de este período fue la de Kish, aunque de la lista de reyes conocida sólo Mebaragesi y su hijo Aka han sido comprobados históricamente gracias a descubrimientos arqueológicos. Las fechas de los reinados que aparecen en estas listas son imposibles, por lo que se cree que fueron redactadas en un momento histórico posterior en el cual se mitificó a los primeros reyes. Mebaragesi habría conquistado Elam, fortaleciendo el dominio sumerio de la región. Posteriormente llegó al poder Mesalim, un rey de origen semita.

Sin embargo, el rey mejor conocido de este período es Gilgamesh de Uruk, inmortalizado en el primer canto épico del que se tiene conocimiento: el Poema de Gilgamesh. Aunque el poema presenta una imagen divinizada del rey, establece la construcción de la muralla de Uruk y la conquista del importante centro religioso de Nippur como parte de sus proezas.
Otras dinastías importantes de este período fueron la de Ur, la de Lagash y la de Umma. Esta última logró el dominio de toda Mesopotamia después que su rey Lugalzagesi consiguió derrotar a Lagash y unificar Sumeria.

El Imperio Acadio
Hacia el 2350 a.C. Kish fue tomada por un rey usurpador de origen semita llamado Sargón, quien fundó la nueva capital Agadé y derrotó a Lugalzagesi, acabando con el dominio de Umma sobre Sumeria y creando el primer imperio de la historia: el Imperio Acadio.

Los acadios formaban parte de las tribus nómadas semitas de la Península Arábiga, entre las que también se contaban los amorreos, los israelitas y los arameos.

Tras la derrota de Umma, Sargón lanzó sus ejércitos a la conquista del valle del Éufrates y el alto Khabur, llegando posiblemente hasta Anatolia, en la actual Turquía. Sus múltiples victorias le valieron el apelativo de Sargón el Grande. A su muerte, fue sucedido por sus hijos Rimush y Manishutusu, ambos asesinados mientras trataban de controlar varias revueltas en las ciudades conquistadas.

Durante el reinado de Naram Sim, nieto de Sargón, el imperio alcanzó su máxima expansión, incorporando la región de Alepo en Siria, Trípoli en Líbano, Susa en el oriente y la totalidad de Anatolia en el norte. Pero Naram Sim se vio enfrentado a las tribus Gutis de los Montes Zagros, las cuales aprovecharon las invasiones amorreas y la rebelión de Elam durante el reinado de Sharkalisharri para atacar al debilitado Imperio Acadio. En 2230 a.C. los nómadas amorreos alcanzaron Agadé y la arrasaron.

Después de la derrota de los acadios Mesopotamia quedó bajo el control de los gutis, a los cuales ciudades como Uruk y Ur les compraban la libertad mediante tributos.

El Renacimiento Sumerio

Este período histórico de Mesopotamia es también conocido como Tercera Dinastía de Ur debido al predominio de esta ciudad sobre el resto de la región.

El último rey guti fue derrotado al norte de Sumeria por Utukhengal, Rey de Uruk, quien a su vez fue traicionado por su general, Urnammu, después que este se proclamó Shagin (gobernador militar) de Ur.

El dominio de Ur sobre Mesopotamia marcó un renacer de la cultura sumeria, la cual había sido enriquecida por los aportes acadios.

El poder de Ur llegó a su final durante el reinado de Ibbisin, durante el cual la ciudad fue destruida por Elam. Ibbisin fue hecho prisionero y las tropas elamitas se establecieron en Ur. Pocos años después Ishiberra de Isín conquistó Ur y logró el dominio de Sumeria. El Reino de Isín a su vez fue derrotado por el Reino de Larsa, con el cual el renacer sumerio llegó a su ocaso.
La Puerta de Ishtar de Babilonia, exhibida en el Museo Pergamon de Berlín.

Babilonia

Según los textos bíblicos, la ciudad de Babilonia fue fundada a orillas del Éufrates hace unos 4500 años por Nemrod, quien también edificó la famosa Torre de Babel. Esta ciudad poseía una fuerte tradición semítica debido a las conquistas acadias. Durante mucho tiempo estuvo bajo la sombra de la poderosa Kish, hasta que se dio la llegada de los amorreos, los cuales fortalecieron la cultura semítica y adoptaron al dios de la ciudad, Marduk, como divinidad propia.

En 1782 a.C. fue coronado el sexto rey de la dinastía de Babilonia, Hammurabi, quien derrotó a las ciudades de Larsa y Assur, logró el control total del valle del Tigris y el Éufrates y proclamó la independencia y poderío de Babilonia. Hammurabi es también conocido por haber redactado el Código de Hammurabi, el primer compendio legal de la historia.

Alrededor del 1800 a.C. Mesopotamia presenció la llegada de varios pueblos nómadas desde el Cáucaso y Escitia, los cuales introdujeron el concepto de caballería y los carros de guerra. Babilonia se encontró rodeada por el Imperio Asirio y el reino hurrita de Mitanni en el norte, los Hititas en Anatolia y los Hicsos en Canaán.

Esta situación fue aprovechada por otro pueblo nómada, los Casitas de los Montes Zagros, quienes tomaron Babilonia en 1595 a.C. Los nómadas adoptaron la cultura babilónica como propia y en 1330 a.C. reconstruyeron Ur. Durante varios años Babilonia fue favorecida por las campañas de Asiria y Egipto contra los hicsos, los cananeos, el reino Mitanni y otros pueblos nómadas. Sin embargo, alrededor de 1274 a.C. Asiria atacó a los casitas y conquistó Babilonia.

Hacia 1200 a.C. los llamados Pueblos del Mar llegaron a las costas orientales del Mediterráneo, debilitando a los asirios. La oportunidad fue aprovechada por Elam para tomar Babilonia en 1174 a.C. En 1124 a.C. fue coronado Nabucodonosor I, un nativo de Babilonia quien expulsó a los elamitas y logró un breve período de independencia que duró hasta 1103 a.C, cuando fue derrotado por el rey asirio Teglatfalasar I.

Los babilonios protagonizaron varias revueltas durante el dominio asirio, pero fue hasta la muerte del rey Asurbanipal cuando Nabopolasar proclamó una vez más la independencia. Para evitar un nuevo intento de conquista por parte de Asiria, Nabopolasar pactó con Ciaxares, jefe de las tribus medas y escitas. En 612 a.C. los medas desde el norte y los caldeos desde el sur tomaron y saquearon Nínive, la capital asiria, a pesar del auxilio egipcio. Posteriormente, Nabucodonosor II, heredero de Nabopolasar, se enfrentó a los egipcios en la Batalla de Karkemish, con lo cual logró el dominio de Canaán y fundó el Imperio Caldeo o Neobabilónico.

Durante este periodo se dio la rebelión del reino de Israel y la insurrección de Tiro, en Líbano. Babilonia salió victoriosa en ambas. En la ciudad se construyeron la famosa Puerta de Ishtar y los Jardines Colgantes.

En el 550 a.C, en la vecina Media, Ciro el Grande tomó la capital fundando al Imperio Persa. Ante la conquista persa de Lidia en Asia Menor tres años después, el rey de Babilonia, Nabónido, buscó una alianza con Egipto. Pero en el 539 a.C. Ciro atacó y conquistó la ciudad, poniendo fin a la independencia de Babilonia.

Anotaciones para el Mundo Mágico: Las muchas voces de Babel

La leyenda de la Torre de Babel aparece en el capítulo 11 del Génesis de la Biblia. Allí se cuenta cómo los hombres liderados por Nemrod intentaron edificar una torre tan alta que llegara hasta el cielo. Yahveh hizo entonces que hablaran en lenguas diferentes, impidiendo que lograran entenderse. La destrucción de la torre por el atrevimiento del hombre es referida en el capítulo 18 del Apocalipsis, en donde San Juan de Padmos la describe siendo derribada por una tormenta de poderosos vientos e impresionantes relámpagos. La Torre alcanzada por el rayo fue un elemento icónico de gran importancia durante la Edad Media. En la carta del Tarot denominada “La Torre” se le utiliza para representar un final abrupto. Dentro de la cartomancia, esta carta es un elemento de muy mal augurio.

Más allá de la narración mítica, muchos estudiosos han intentado desentrañar el misterio de la Torre de Babel. En 1913 el arqueólogo muggle Robert Koldewey encontró dentro del perímetro de la antigua Babilonia un zigurat conocido como Etemenanki (“Casa del Fundamento del Cielo y de la Tierra”). Este habría sido un templo de gran importancia que fue destruido y reconstruido en numerosas ocasiones. Su altura original fue aumentada por los reyes Nabopolasar y Nabucodonosor II, llegando a alcanzar entre 60 y 90 metros de altura. Tan impresionante estructura fue alabada por el propio historiador griego Heródoto durante su visita a Babilonia:

“Este templo, que todavía duraba en mis días, es cuadrado y cada uno de sus lados tiene dos estadios. En medio de él se ve fabricada una torre maciza que tiene un estadio de altura y otro de espesor. Sobre esta se levanta otra segunda, después otra tercera, y así sucesivamente hasta llegar al número de ocho torres. Alrededor de todas ellas hay una escalera por la parte exterior, y en la mitad de las escaleras un rellano con asientos, donde pueden descansar los que suben.”

En su libro “Enigmas Mágicos de los Antiguos”, el escritor y mago alemán Jurgen Decker planteó la idea de que el zigurat de Babilonia podría haber funcionado como una gran biblioteca del conocimiento mágico.

“En estos tiempos tan tempranos ya se podría haber planteado la interrogante de cuál sería el papel de la magia en las civilizaciones humanas. Posiblemente aquellos que defendían su uso para el sometimiento de las clases no mágicas (hoy en día conocidas como muggles) se enfrentaron a quienes opinaban que el conocimiento mágico debía ser para ayudar y no para tiranizar. Si el templo-zigurat de Babel fue de hecho un gran centro de estudios, pudo haber sido también el epicentro de la discusión, la cual degeneró en un enfrentamiento violento entre las partes.”

Decker continúa más adelante explicando las repercusiones de una lucha entre los magos de Babilonia y mencionando el posible incendio de la biblioteca. Estos hechos, aunque no han sido arqueológicamente comprobados, podrían explicar la leyenda de la incapacidad de comunicación que llevó a la destrucción de la Torre de Babel.

Recursos de Investigación:


Actividades:

1. Busca y presenta a tus compañeros información acerca de la Escritura Cuneiforme, uno de los primeros sistemas de escritura de la humanidad.