sábado, 22 de noviembre de 2008

3.2. Asiria

Los Asirios
La Cultura Asiria se desarrolló en el noroeste de Mesopotamia, en la región delimitada por las montañas de Armenia en el norte, el dominio de Caldea (Babilonia) en el sur, la región de Media (Persia) al este y el Mediterráneo al oeste.

Los primeros asentamientos asirios de importancia datan de alrededor del tercer milenio a.C, siendo el principal Assur, ciudad construida a orillas del río Tigris y nombrada en honor de su dios más poderoso. Justamente del dios Assur deriva también el término Asiria.

Se sabe que la región de Asiria estuvo en poder de los sumerios hasta que fue conquistada cerca del 2000 a.C, primero por los elamitas y luego por los amorreos. En épocas posteriores los asirios lograron expandirse hasta Anatolia (actual Turquía) estableciendo rutas comerciales que les permitieron la riqueza suficiente para retar a los reinos vecinos.

Entre los años 1813 y 1780 a.C. Asiria se consolidó como un imperio al mando del rey Samsi-Adat I. Sin embargo, en 1760 a.C. Hammurabi de Babilonia logró derrotar a los ejércitos asirios y tomar el dominio del país. Fue hasta el siglo XIV a.C. cuando Assur-Uballit I reinstauró el poder de Asiria aprovechando el desorden imperante en Mesopotamia debido a las múltiples invasiones de pueblos como los mitanni y los hititas. Asiria lanzó una serie de exitosas campañas militares que le permitieron doblegar a sus antiguos señores de Babilonia, así como a otros muchos pueblos mesopotámicos, imponiéndose como un poderoso imperio una vez más.

El Poder del Ejército

La magnífica maquinaria militar asiria fue pieza clave en la consolidación del imperio. Los asirios fueron el primer ejército conocido en utilizar armas de hierro. Las tropas estaban divididas entre la infantería y la caballería. La infantería estaba conformada por arqueros y piqueros protegidos por armaduras de cuero. La caballería estaba constituida por jinetes y carros de guerra de dos ruedas.

Los asirios también desarrollaron el arte del asedio utilizando grandes arietes para derribar puertas y murallas, así como torres de combate que les permitían acercarse a los muros enemigos facilitando la entrada de sus tropas a las ciudades asediadas.

El rey era el Comandante en Jefe del ejército y dirigía las campañas bélicas del Imperio Asirio desde el frente de batalla. El resultado de estas campañas era desastroso para los enemigos de Asiria. Los guerreros capturados eran decapitados. Los obreros, niños y mujeres eran tomados como esclavos y llevados a las ciudades asirias. Las riquezas eran distribuidas entre los soldados como botín de guerra. Los pueblos y ciudades eran incendiados y los campos arrasados.

La época dorada del gran ejército asirio llegó a su fin con la muerte del rey Tiglatpileser I en 1077 a.C.
Bajorrelieve del Palacio de Asurbanipal en Nínive que muestra a arqueros asirios.

Comercio e Industria

La metalurgia del hierro fue aprendida por los asirios tras la caída del pueblo hitita, quienes hasta ese entonces habían monopolizado el conocimiento del trabajo en dicho metal. El refinamiento en la fabricación de armas en hierro fue uno de los aspectos decisivos en el fortalecimiento del Imperio Asirio.

Las rutas comerciales establecidas por toda Mesopotamia, Anatolia y Persia permitieron a los asirios un gran intercambio de productos con tierras distantes. Durante el reinado de Senaquerib, hijo de Sargón II, entre los años 705 y 681 a.C, el árbol de algodón fue introducido en Asiria procedente de la India, con lo cual se revolucionó la fabricación de telas.

Religión Asiria

La religión asiria estaba precedida por la figura del rey, quien era también el Gran Sacerdote de Assur. Al igual que en otras culturas mesopotámicas, los asirios construyeron sus templos como zigurats, torres en terrazas escalonadas.

Los asirios practicaban una religión bastante sombría, dentro de la cual se vivía bajo un temor permanente a la muerte. Según su tradición, después de la muerte el espíritu de los hombres era arrastrado hacia una penumbra eterna, ausente de cualquier felicidad.

Los registros encontrados en la Biblioteca de Asurbanipal en Nínive indican que los asirios veneraban hasta 2500 divinidades diferentes, las cuales a su vez contaban con el servicio de infinidad de genios y demonios que atormentaban a los seres humanos. De esta gran variedad de dioses los más destacados son:
  • Assur: gran dios de los asirios, identificado con el Árbol de la Vida y el disco solar, imagen tomada de los hititas quienes a su vez la trajeron de Egipto.
  • Ishtar: principal divinidad femenina, diosa del amor, la guerra y la fecundidad.
  • Anu: dios del cielo, en un principio fue la divinidad local de Nínive.
  • Enlil: señor de los vientos y las tempestades.
  • Ea: señor de las aguas y los mares.
  • Shamash: dios solar y señor de la luz, aseguraba la vida y permitía juzgar las acciones de los seres humanos con justicia.
  • Marduk: dios principal de Babilonia, su culto como creador y señor universal se extendió por grandes regiones del Imperio Asirio.

El Imperio Asirio

Alrededor del 1200 a.C. Asiria se vio asediada por la invasión de los Pueblos del Mar procedentes de los Balcanes. Sin embargo, a diferencia de los egipcios y los hititas, los asirios lograron resistir a los invasores endureciendo las acciones de sus ejércitos, los cuales llegaron a ser temidos por su crueldad y capacidad destructiva.

Entre los años 884 y 859 a.C. gobernó Asurnasirpal II, quien trasladó la capital del imperio desde Assur hasta la recién construida ciudad de Calach, también conocida como Nimrud. En el siglo VIII a.C. Sargón II fundó la dinastía de los Sargónidas, la cual logró doblegar a los fenicios, israelitas y muchos otros pueblos de Media y Persia. Las fronteras de Asiria se expandieron hasta Egipto en el sur y la India en el este.

En el 700 a.C. Senaquerib trasladó nuevamente la capital hasta la antigua ciudad de Nínive, la cual embelleció con la construcción de magníficos palacios y monumentos.

El gran rey Asaradón, quien reinó en los primeros años del siglo VII a.C, logró conquistar la capital egipcia de Menfis. Su hijo Asurbanipal llegó aún más lejos conquistando la legendaria Tebas y organizando varias campañas exitosas en Susa (actual Irán). Sin embargo, tras la muerte de Asurbanipal el imperio cayó en un periodo de luchas internas. Asiria se vio debilitada por estos enfrentamientos, así como por la amenaza de los escitas, un pueblo de guerreros llegados del norte.

En el año 612 a.C. los reyes Nabopolasar de Babilonia y Ciaxares de Media se unieron para derrotar a los asirios y destruir Nínive. En dicha batalla murió Saruco, el último gobernante asirio.
El toro alado de Khorsabad: representación de un lamassu.

Anotaciones para el Mundo Mágico: Las huellas del Lamassu

Los pueblos nómadas de Siria, Irak e Irán hablan de una extraña y legendaria criatura que habita en estas regiones desérticas. Se trata del lamassu, un toro de grandes medidas con cabeza humana y alas de águila, considerado de enorme sabiduría y fuerza. Aunque el nombre lamassu es el más extendido para referirse tanto al macho como a la hembra, en realidad es un término femenino de origen acadio. Al macho del lamassu se le denominaba sedu.

El lamassu aparece representado con frecuencia en el arte mesopotámico y persa, encontrándose magníficos ejemplos en las esculturas que actualmente son exhibidas en museos muggles como el Louvre de París y el Británico de Londres.

Pero unas extrañas huellas encontradas en los alrededores de Nínive han despertado la curiosidad entre los investigadores de la fauna mágica sobre la posible existencia real del lamassu. El hallazgo ocurrió durante las exploraciones arqueológicas del aventurero británico Sir Austen Henry Layard en 1847. Cerca del montículo Kouyunjik unos trabajadores árabes encontraron lo que parecían ser unas enormes huellas de un bovino que excedían en más del triple el tamaño de una huella normal. Habían quedado preservadas en la arcilla seca de un antiguo canal que se conectaba con el río Tigris. Layard registró tan extraordinario descubrimiento y envió un reporte a Londres, explicando las historias que sobre el lamassu contaban los locales.

Considerando que podía tratarse del descubrimiento de una nueva especie mágica, el Ministerio de Magia inglés envió a un equipo de magos liderados por Ignatius Trample. Estos se encargaron de recolectar las huellas y otras evidencias, así como borrar la memoria de Sir Austen y sus hombres. Tras varios meses de estudio, Trample confirmó la autenticidad de las huellas de Nínive como pertenecientes a “una criatura de gran tamaño, no identificada aún por los expertos mágicos o muggles”.

En 1964 el entonces ministro de magia inglés Nobby Leach le encomendó al famoso experto en criaturas mágicas Newt Scamander la realización de un estudio sobre la posible existencia del lamassu. Tras viajar un par de veces a Siria e Irak y analizar las huellas de Nínive, Scamander estableció que el lamassu tenía una alta posibilidad de haber sido real. Incluso llegó a emparentarlo con las esfinges, nativas de la misma región geográfica.

Tales conclusiones han despertado la curiosidad de muchos magos exploradores que se han dirigido hasta el Medio Oriente para obtener la primera evidencia de la supervivencia del lamassu hasta nuestros días. Sobra decir que hasta la fecha tales esfuerzos han sido infructuosos.

Las huellas del Lamassu de Nínive se exhiben actualmente en el Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas del Ministerio de Magia de Gran Bretaña.

Recursos de Investigación:

http://es.wikipedia.org/

Actividades:

Lee el siguiente fragmento del artículo “¿Quién planificó el saqueo de los museos nacionales iraquíes?” publicado en el 2005 en la página http://www.voltairenet.org/

“En una semana, los siete mayores museos nacionales iraquíes fueron saqueados y la Biblioteca Nacional incendiada. El Estado más antiguo del mundo fue desposeído de sus principales tesoros arqueológicos y artísticos bajo la mirada impasible de las fuerzas de la Coalición. Sin embargo, mientras las agencias de prensa estadounidenses presentaban estos sucesos como consecuencia del caos que reina en el país, personalidades internacionales no tardaron en denunciar una amplia operación de expoliación organizada por un grupo de mercaderes de arte occidentales. La UNESCO lanzó un llamamiento para prohibir la comercialización de las obras robadas. El presidente Chirac calificó estos robos de «crímenes de lesa humanidad» insinuando que pudieron ser ordenados por un gobierno. Para evitar que el escándalo salpicara a la Casa Blanca, el asesor de Asuntos Culturales del presidente Bush presentó su dimisión.

Los saqueos se produjeron en ciudades «liberadas» por la Coalición. Asif Mohammed, conservador del museo de Mosul, que forma parte de la lista de las instituciones culturales saqueadas, afirmó que tropas estadounidenses estaban presentes en la ciudad cuando se produjo el pillaje.

No obstante, no se tomó ninguna medida para proteger el museo. Algo similar ocurrió durante el saqueo del Museo Nacional de Bagdad. En opinión de Moayyed Said al-Damergi, asesor del ex ministro de Cultura, el 80% de las 150 000 piezas de la institución fueron sustraídas. Un cable de AFP señala que, según el testimonio del señor Damergi, profesor de arqueología de la universidad de Bagdad, «los tanques estadounidenses estaban estacionados ante la entrada principal del museo mientras que los ladrones lo saqueaban bajo las narices de los soldados, les pedimos ayuda para enfrentar a los ladrones pero respondieron que no habían recibido instrucciones de intervenir».”

1. Con relación a lo leído, escribe cuál es la consecuencia de los conflictos armados en la preservación del Patrimonio Histórico y Artístico de la Humanidad.

2. ¿Has escuchado de algún otro caso donde los conflictos armados o la inestabilidad política hayan provocado la destrucción del Patrimonio Histórico?

3. ¿Cuál crees que debería ser la respuesta de la comunidad internacional para evitar que se presenten casos como este?

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